Convertir tu pasión en una profesión, no siempre es garantía de éxito y muchos menos de placer duradero.
Por ese motivo la vida profesión de Pascual Gómez tiró por distintos derroteros: aunque enólogo de formación, le dio la espalda a la producción a escala industrial, canalizando su pasión a la elaboración de vinos casi exclusiva para los amigos y familiares.
Con una gran familia de siete hermanos, innumerables sobrinos y un gran círculo de amigos que comparten los frutos del trabajo de Pascual, la producción anual ha aumentado de manera constante desde que comenzó a experimentar con distintas combinaciones de variedades de uva, barricas y técnicas para crear sus dos vinos favoritos: El Ciprés y La Toba.